lunes, 3 de noviembre de 2014

A modo de prólogo ...

 

   Inagotables señales se vislumbran a cada paso desafiando los sentidos. Tal vez una palabra, un gesto o un aroma; un sonido, un sabor, un lugar o acaso sólo basten los vestigios de un sueño indescifrable, que no conoce la cordura, para accionar el disparador que engendra una “idea” que se presenta sin más. Cobra vida, crece, muta, se agiganta enardecida invadiendo la mente. En su desenfrenado palpitar traspone irreverente las permeables paredes de la imaginación y se dispone a saltar... ¿Cómo algo tan etéreo podría convertirse en tangible? Quizás mi osadía o mi necesidad de expresarlo concibieron una manera: tan sólo plasmarlo en historias contadas a pluma y pincel …